Respuesta: Sí
Romanos 13:1-4 nos dice que Dios les ha dado facultad a las autoridades. “Todos deben someterse a las autoridades públicas, pues no hay autoridad que Dios no haya dispuesto, así que las que existen fueron establecidas por él. Por lo tanto, todo el que se opone a la autoridad se rebela contra lo que Dios ha instituido. Los que así proceden recibirán castigo. Porque los gobernantes no están para infundir terror a los que hacen lo bueno sino a los que hacen lo malo. ¿Quieres librarte del miedo a la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás su aprobación, pues está al servicio de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, entonces debes tener miedo. No en vano lleva la espada (pistola), pues está al servicio de Dios para impartir justicia y castigar al malhechor”.
Dios ha autorizado a las autoridades civiles para que castiguen a los criminales.
Esto se hace usualmente mediante el proceso de la ley, pero las leyes también autorizan a la policía a tomar una acción potencialmente letal en ciertas situaciones.
La policía no lleva la espada (pistola) en vano (vers. 4).
Portan armas potencialmente letales como parte de su trabajo autorizado divinamente de prevenir el caos social.
Ellos infunden temor a los que hacen lo malo, nos dice el versículo 3, y de esta manera, ellos son siervos de Dios (vers. 4, 6).
Si alguien anda rondando nuestra casa, es posible que esté armado y que sea peligroso.
No es erróneo llamar a la policía y pedirle que confronten al merodeador.
No es erróneo pedir protección armada legal; ni tampoco es erróneo proveer esa protección armada autorizada divinamente.
Sería hipócrita permitir la solicitud de protección policial y simultáneamente condenar a los que la proporcionan.
Y, desde luego, no estamos tratando el problema de los policías que abusan de su posición.
Los policías están cumpliendo con un trabajo autorizado divinamente que es necesario para la estabilidad social.
Portan armas, no para desahogar su venganza o ira, sino para proteger y ayudar a otros.
En muchos casos, ponen en peligro sus vidas por salvar la vida de otros.
No se requiere que ellos dejen esto antes de poder ser bautizados.
En el primer siglo, los soldados hacían el trabajo que ahora realiza la policía en la actualidad.
Algunos de estos soldados, probablemente soldados judíos, le preguntaron a Juan el Bautista qué debían hacer para arrepentirse (Lucas 3:14).
Él les dijo: “No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario”.
No dijo nada acerca de deshacerse de sus espadas.
Pocos años después, el centurión Cornelio fue bautizado, y no se le dijo nada acerca de su ocupación.
Él fue considerado como devoto y justo aun siendo un centurión que portaba espada (Hechos 10:2, 22).
No había nada de injusto acerca de su función de ejecutor de la ley.
En algunas traducciones, el sexto mandamiento dice: “No matarás” (Éxodo 20:13).
Pero el mismo código de ley también ordenaba la pena de muerte por muchas transgresiones.
Los que ejecutaban la pena de muerte estaban cumpliendo con la ley, no quebrantándola.
El significado del sexto mandamiento es, como lo transmiten algunas traducciones: “No cometerás homicidio”.
La distinción entre matar y cometer homicidio reconoce el hecho de que bajo algunas circunstancias quitar la vida.
Por lo tanto, es permisible para un cristiano trabajar en la ejecución de la ley, porque es una función autorizada divinamente.
Los policías pueden ser cristiano y los cristianos pueden trabajar como policías, y pueden ser salvos y bautizados.
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CristoPol Argentina
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