Sea lo que sea que hoy estés atravesando en la Palabra de Dios hay consejo, guía, sabiduría para cada proceso en nuestras vidas. El hijo de Dios debe aprender que nuestra fe es probada por fuego; el proceso duele, cambia, nos hace crecer y madurar tanto moral como espiritualmente.
En Job vemos muchas realidades de hoy reflejadas a nuestra sociedad traen luz a nuestro entender de cómo aferrándose al Creador.
Qué harías tú si te tocaran éstas pruebas? Qué harías, a donde irías si una de éstas pruebas te toca atravesar? "Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria;" (2° Corintios 4: 17)
No hagas permanente una prueba que es momentánea y sirve para fortalecer y crecer tu fe!
4. Job, el hombre que perdió su buena reputación
Esta cuarta prueba fue, en su
naturaleza, aún más difícil que las precedentes. Digo: en su naturaleza, porque
la honra delante de los hombres es algo sustancial en la vida, algo oculto y
tenazmente mantenido -incluso en la vida de Job, que dijo abiertamente:
"Los oídos que me oían me llamaban bienaventurado, y los ojos que me veían
me daban testimonio" (29:11).
Pero después que todo se había
derrumbado encima de él, la opinión general de la gente se volvió contra él.
Comenzó la conocida "campaña de los cuchicheos", y la gente se decía:
"Algo no anda bien en la vida de este hombre." El capítulo 19: 13-16
habla de esto. Podemos reconocer toda la amarga aflicción de Job por estas
pocas palabras representativas: "...despojado...como extraños se apartaron
de mí...se olvidaron de mi...me tuvieron por extraño...forastero fui yo...mi
aliento vino a ser extraño a mi mujer..." Es como si Job echara a llorar
fuertemente, cuando dice: "Me ha despojado de mi gloria, y quitado la
corona de mi cabeza" (19:9). Job experimentó, con todas las consecuencias,
lo despiadada que es la lengua de los hombres. Pero también en esto, su
reacción fue de calidad maravillosa. Mientras que todo apoyo y toda seguridad
se desmoronaron alrededor de él, él clamó, si, gritó: "¡Yo sé!" ¿Qué
sabes, Job? ¡No tienes ya ninguna certeza, pues todo te fue quitado! -No,
sigamos escuchando. Él dice: "Yo sé que mi
Redentor vive" (19 25). Con esto aconteció algo maravilloso en
esta cuarta prueba: La figura del Redentor, del Cordero, se destacó cada vez
con más claridad.
Cuanto más Dios guía a un hombre al
punto cero, tanto más éste se acerca a Jesús. ¡El punto cero se llama Gólgota,
la cruz! En este punto cero estuvo el Hijo de Dios. Atravesó los escalones de
las pruebas de Job en una dimensión aún mucho más grande. Cuando estuvo clavado
en la cruz su desprendimiento fue completo. Pues e escuchamos decir por boca de
David: "Todos los que ven me escarnecen" (Sal. 22:7).
Mira como Job llegó al mismo nivel, sí, cómo prorrumpe de su corazón la palabra:
¡Redentor! "Yo sé que mi Redentor vive". ¿Llegas
ahora a ver con claridad por qué y para qué existen estas pruebas tan difíciles
en tu vida? Dije al principio que están aquí para honrar al Señor. Ahora puedo
decir: Para que el Señor sea honrado en ti por la cada vez más clara
revelación del Cordero en ti. "Yo sé que mi Redentor vive".
Cuando las seguridades terrenales desaparecen, irrumpe la poderosa seguridad de
la fe: "Yo sé que mi Redentor vive". Aquí tampoco
debemos pasar por alto que en el momento en que la muerte amenazaba interior y
exteriormente desde todos los ángulos a Job, la vida del Redentor se manifestó
cada vez más poderosamente a través de él: "Yo sé que mi Redentor vive".
Aquí se cristaliza finalmente algo maravilloso. Job ya no poseía nada. Ya no
tenía nada en la tierra de lo cual pudiera decir: "es mío". Aún más
triunfalmente exclamó en ese momento: "Yo sé que mi Redentor
vive". Cuando ya no quedó nada en la vida de Job, permanecieron aún el
Señor y él mismo. ¡Qué intima llegó a ser su comunión con su Señor a través de
esta prueba! "Yo soy Suyo, y El es mío!" (Cantares 6:3) ¡Job se aferró
ahora mucho más a su Señor!
5. Los
mejores amigos de Job y sus hermanos en el Señor se apartaron interiormente de
él.
Esta
quinta prueba debe haber sido aún más difícil, pues los lazos espirituales son
más fuertes que los lazos consanguíneos. Job tenía amigo verdaderamente
espirituales, que le demostraron su amistad llorando amargamente junto con él y
sentándose con él en la tierra por siete días y siete noches: "...porque
veían que su dolor era muy grande" (2: 12-13). Esta fue amistad de
alta calidad.
Pero
luego aconteció algo horrible: Cuando los amigos comenzaron a hablar con Job,
si bien hablaron muy piadosamente, no llegaron a acertar su problema. Carecían
de todo entendimiento acerca de las profundidades a las cuales el Señor había
llevado a Su siervo. Casi lo mataron con sus citas y enseñanzas piadosas, de
manera que finalmente Job les imploró: "Oh, vosotros mis amigos, tened
compasión de mí, tened compasión de mi" (19: 21) ¡Qué
indeciblemente grande debe haber sido la soledad de Job! Los mejores, los más
íntimos amigos le abandonaron. Pero también aquí se destaca la imagen de Jesús,
quien fue abandonado por Sus mejores discípulos en la hora de la mayor prueba.
El que es guiado paso a paso por Dios hasta el punto cero, al final muchas
veces experimenta que incluso sus mejores hermanos cesan de comprenderlo.
También Pablo testificó esto: "Todos me desampararon"
(2 Timoteo 4: 16)
¡Qué
cerca del Señor Jesús estuvo también Job, como figura profética, en esta
reacción! Cuando Jesús estaba clavado en la cruz, oró: "Padre,
perdónalos..." La reacción de Job contra sus hermanos incomprensivos y por
lo tanto duros de corazón, fue la misma: "...él hubo orado por sus
amigos" (42: 10), y él sacrificó por ellos. Con esto, no solamente
ver al Cordero de Dios en él, sino también el sentir del Cordero, o sea, el
sentir sacerdotal.
6. La
prueba espiritual de Job
Esta
sexta prueba que entró en la vida de Job, fue de carácter totalmente distinto.
Fue la prueba de la Palabra de Dios. ¿Fracasaría Job, al ser confrontado en su
situación con la Palabra castigadora de Dios? ¿No cerraría quizás su corazón?
Considera bien: Al triunfante fin de una prueba, siempre le precede el profundo
castigo y juicio de la Palabra de Dios. Cuando un hijo de Dios que está en una
prueba, busca demasiado pronto las palabras consoladoras de Dios, esto
demuestra que su sentir es poco espiritual. Toda prueba exterior, no importa
cuán difícil es, purifica la vida de nuestra alma, pero la Palabra del Señor
nos juzga y renueva aún más profundamente (leer Hebreos 4: 12; 1 Pedro 1: 23; Salmos 107: 20; Mateo 8: 8). Es la Palabra de Dios vino a Job por medio de una cuarta
persona, que no se contaba entre los tres amigos. Se llamaba Eliú (32: 2).
Eliú significa en español "Dios mismo". Eliú dijo: "Espérame un
poco, y te mostraré que todavía hay más que decir en favor de Dios" (36: 2) Y luego, la Palabra de Dios hirió a Job como fuerte golpe: "Tú
también eres inocente delante de Dios" (comparar con Job 34: 11-12)
Job se
había defendido contra los discursos de los tres amigos, contestándoles
apasionadamente. ¿Cómo reaccionó luego a las declaraciones de Eliú?
¿Cómo reaccionó Job a la Palabra del Señor? Inclinó la cabeza. Quedó
silencioso. Le dio la razón a Dios en Su Palabra. Si Job se hubiera rebelado
contra la Palabra del Señor, si hubiera cerrado su corazón, no habría podido
experimentar la coronación de la prueba. Pero Job se humilló bajo la Palabra.
7. La
coronación de la prueba - La revelación del Señor a Job.
Estamos aquí ante
una inmensa contradicción, que con todo no es ninguna contradicción,
pues por lado, esta última prueba fue la más difícil para Job, pero
por otro lado la más gloriosa. A partir del capítulo 38, el Señor mismo se
revela a Job, pero de manera rechazadora. Se manifestó al Job juzgado en el
juicio -por la Palabra, por la tempestad y en Persona-, y ahí se destaca una
vez más de manera radiante la imagen del Salvador moribundo. Está clavado en la
cruz del Gólgota, completamente despojado de todo y de todos; entonces el cielo
se oscurece y Dios Se revela en El. Inmediatamente antes de la coronación de Su
prueba, Jesús experimenta lo más difícil, pues Dios Se Le revela de manera
rechazadora. Aparta Su faz de Su Hijo amado, y Jesús llama en alta voz:
"Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?"
Job vio
la santa majestad de Dios, y su reacción demuestra una vez más que a través de
todas las pruebas, siguió aferrado fielmente a su Señor. Hasta
entonces, Job solamente se había mirado a si mismo: "...los ojos que
me veían..." (29: 11). Pero después, en el punto cero de su vida,
pudo ver al Señor: "mas ahora mis ojos te ven" (42: 5). Entonces
Job se derrumbó, en lo más recóndito de su ser, ante la presencia de Dios. El
mismo describió su punto cero: "Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en
polvo y ceniza" (42: 6). Con esto, el Señor había guiado a Job adónde
quería tenerlo: al punto cero -culpable- arrepentido. Job ya no era nada.
Cuando
Jesús cerró los ojos y murió, los hombres dijeron: "Ahora ya no es
nada". Pero justamente entonces, la victoria del Señor comenzó a
manifestarse poderosamente. Fue crucificado en debilidad, pero vive por el
poder de Dios (2 Corintios 13: 4). Si morimos juntamente con El, viviremos con El. Job
había representado esto proféticamente al aferrarse al Señor en la prueba, pues
después recibió tanto más bendición. La vida irrumpió en él. En su vacío se derramó
la plenitud de Dios. "Y quitó Jehová la aflicción de Job, cuando él hubo
orado por sus amigos; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de
Job. Y vinieron a él todos los que antes le habían conocido, y comieron con él
pan en su casa, y se condolieron de él, y le consolaron de todo aquel mal que
ellos le dio una pieza de moneda y anillo de oro. Y bendijo Jehová el postrer
estado de Job más que el primero, porque tuvo catorce mil ovejas, seis mil
camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas, y tuvo siete hijos y tres
hijas" (42: 10-13)
¿Por qué
te defiendes contra el punto cero? ¿Por qué te resistes al camino hacia el
Gólgota? Dile hoy un sí total al Señor; un sí a tu prueba, sí al camino de la
muerte de tu yo, pues Él "hace maravilloso su consejo y
engrandece su sabiduría" Is. 28: 29) El fin será glorioso.-
Bibliografía utilizada:
"Las 7 Pruebas de Job" de Wim Malgo
Que esta Palabra haya sido de bendición y sirva para activar la fe en medio de nuestro proceso que en Dios nos lleva siempre de gloria en gloria y de victoria en victoria y no al revés. Si estás creyendo lo contrario pídele al Señor que aumente tu fe en sus promesas porque ahí es donde verás cómo Su mano de poder actúa. Mientras tanto alaba a tu Creador, si estás enfermo alaba, si estas cansado alaba, si estas sufriendo alaba y tu alabanza Él escuchará, porque Dios trae fortaleza al caído, al abatido, al que ha perdido aún el valor de seguir adelante.
Dios te bendiga!
Policía de la Provincia de Santa Fe
Gestores de Paz
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