LOS CRISTIANOS NO DEBEMOS CELEBRAR EL CARNAVAL
(LOS POR QUÉ DE ESTA AFIRMACIÓN)
El origen latino de la palabra carnaval, viene de “carnelevarium”, (Llevarse la carne) que se refería al hecho de quitar la carne, algo relacionado con la prohibición del consumo de carne en la Cuaresma. Indudablemente, la prohibición de consumo de carne, incluía abstenerse de otros placeres del cuerpo.
Desde la más remota antigüedad, el hombre ha celebrado lo que podríamos llamar "Fiestas del descontrol" las que duraban días. En ellos se rompían todos los tabúes sociales, sexuales y de recato: La embriaguez y el sexo libre, o mejor dicho libertino, eran la norma: Así podemos encontrarlo en la antigua Mesopotamia celebrando a Ishtar, Astarté, Asera, Semiramis (Todas ellas distintas denominaciones para la Diosa Natura) en Egipto, en las celebraciones de Apis, o el festival de Opet, en Grecia con las fiestas de Dionisio, y en su equivalente romano de las fiestas báquicas dedicadas a Dionisio-Baco, también en Roma y en el área de su influencia cultural, tenemos las "lupercalias" (de las que hablamos en oportunidad de la celebración de San Valentín) y las "saturnalias". Con el ascenso al poder de la Iglesia Católica Romana, todos esos eventos fueron reciclados en el "CARNAVAL".
Imposible hablar del Carnaval sin entender de que se trata la Cuaresma. La Cuaresma es un invento más de la Iglesia Romana que desde su inicio, no ha hecho otra cosa que apartarse más y más de las Escrituras.
De acuerdo a la Enciclopedia Catolica, “El verdadero objetivo de la Cuaresma es, principalmente, el preparar a los hombres para la celebración de la muerte y Resurrección de Cristo…cuanto mejor sea la preparación mas efectiva será la celebración. Uno puede efectivamente aliviar el misterio con una mente y un corazón purificado. El propósito de la Cuaresma es de proveer esa purificación desacostrumbrando a los hombres del pecado y del egoismo por medio de que se nieguen de sus deleites y a orar, tratando de crear en ellos el deseo de hacer la voluntad de Dios y hacer que venga Su reino para hecerlo venir primero dentro de sus corazones.”
En la superficie, esta creencia suena sincera y de buenos sentimientos. Sin embargo, no está de acuerdo con la Biblia, la Santa Palabra de Dios, la unica fuente de verdadero conocimiento y entendimiento espiritual (Juan 17:17). Dios a través del Apóstol Pablo, le ordena a los Cristianos “Pero persiste tu en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (II Tim. 3:14-17). La Biblia dice que estamos purificados—limpios, separados y hechos puros a la vista de Dios—por la sangre derramada por Jesucristo (Heb. 9:11-14, 22; 13:12). Esto, junto con la fe (Hechos 15:9) y humildemente sometiendose y obedeciendo a Dios (Santiago 4:7-10) a través de Su verdad y oraciones (Juan 17:17; I Tim. 4:5), nos purifica delante de Dios. Ninguna cantidad de ayunos, abstinencia de los placeres fisicos o alguna otra forma de negarnos placeres nos podrá purificar. Ud no puede, solo por usted mismo, crearse dentro de usted “el deseo de hacer la voluntad de Dios.” Verdad, Dios le ha dado a la humanidad líbre albedrio. Pero la mente natural y carnal no puede—y no se—someterá a Dios. “Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu…Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden” (Rom. 8:5, 7). Solamente a través de una mente convertida, activamente guiado por el Espíritu Santo, puede Dios trabajar “en usted a ambos, el querer como el hacer, por Su buena voluntad”
La esencia del carnaval se encuentra en el descontrol, es una época de permisividad, darle gusto a la carne, dejarse llevar por los placeres del mundo como un desahogo antes del inicio de la cuaresma, época de ayuno, recato, oración y en general abstención de cualquier tipo de placer mundano.
Debemos enfrentarnos con varias realidades que hacen imposible reconciliar las verdades bíblicas que un cristiano debe seguir como norma de vida con la tradición del carnaval. Para empezar, en nuestra sociedad actual y desde hace varios siglos, el carnaval es una fiesta básicamente CATÓLICA. Como mencionamos más arriba, fue esta organización político-religiosa, la que instituyó alrededor del mundo, la costumbre del Carnaval.
No es una festividad que se encuentre en la Biblia, es una tradición humana e idólatra. ( Para darse cuenta de ello, basta con ver el tipo de espectáculos y celebraciones relacionadas con estas fechas, que incluyen borracheras, abuso de sustancias, sexo descontrolado, exhibicionismo, etc)
“Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo.” (Colosenses 2:8)
“ Por tanto, amados míos, huid de la idolatría.”
(1 Corintios 10:14)
Por otro lado tenemos el aspecto fundamental, el festejo de la carne. Como cristianos estamos llamados a hacer morir nuestra carne ¡No a celebrarla!
Existen muchas advertencias en la Biblia respecto a no seguir los deseos de la carne, a alejarnos de las manifestaciones de la carne. De hecho, la Escritura condena expresamente todas las expresiones que son fomentadas en las fiestas carnestolendas:
“Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.”
(Romanos 8:5-8)
“Ni seáis idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a jugar.”
(1 Corintios 10:7)
“Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.”
(Gálatas 5:16)
“Manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”
(Gálatas 5:19-21)
“Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría;”
(Colosenses 3:5)
“Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías.”
(1 Pedro 4:3)
“Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo”
(1 Juan 2:16)
Haciendo un recuento de todas las referencias contrarias al festejo de la carne, la conclusión más que obvia es que un cristiano NO DEBE participar en el carnaval, no es una festividad que glorifique a Dios de ninguna forma, no trae edificación ni a la Iglesia ni al cristiano y contradice abiertamente la Palabra de Dios. Aprovechemos esos días para orar por todas las personas a nuestro alrededor, que el Espíritu Santo abra sus ojos, quebrante sus corazones y les haga ver que están alejados de Dios y necesitan reconciliarse con El y la única forma de lograrlo es a través de Jesucristo.
PASTOR RAÚL RADAKOFF
Gestores de Paz Argentina
CristoPol Argentina
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