“Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe? Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aún el viento y el mar le obedecen?”
Marcos 4:40-41
Todos nosotros experimentamos miedos, temores y fobias en algún momento de nuestra vida.
Pero cada uno de nosotros ha reaccionado en forma diferente frente a esa situaciones.
El miedo es un sentimiento de inquietud causado por un peligro real o imaginario. No cabe duda que los discípulos de Jesús eran pescadores experimentados, que conocían el Mar de Galilea, pues habían vivido y trabajado en ese lugar toda su vida.
Enfrentaron una crisis personal de miedo que los llevo incluso al pánico a causa de una gran tormenta desatada en medio del lago.
Las circunstancias eran reales, pero su imaginación los llevó a creer que morirían en ese momento.
Estaban con el Señor Jesús en ese momento, pero lo subestimaron. Aunque habían visto a Jesús hacer muchos milagros, su inseguridad no les permitió creer que esa situación también la tenía Jesús en sus manos. Por lo tanto, el miedo que se inició en ellos, iba tornándose en angustia y pánico, que muy seguramente comenzó en uno o dos de ellos, pero luego se apoderó de todo el grupo.
Hasta el punto de creer que al Señor Jesús no le importaba lo que estaba sucediendo. Aunque la tormenta era real, Jesús los confronta con su falta de fe.
Muchas veces nosotros como hijos de Dios también experimentamos este tipo de situaciones. Cuando sentimos miedo y creemos que Jesús está desentendido de lo que nos sucede.
Nuestros miedos pueden convertirse en verdaderas tormentas internas.
Frente a situaciones como el futuro, las enfermedades, la muerte, la soledad, la crisis económica, las catástrofes naturales, las relaciones afectivas, la familia, etc.
Pero la palabra de Dios nos ratifica que el remedio para este mal es la fe.
Y ésta puede llegar a ser el recurso más poderoso e inquebrantable cuando de hacerle frente a los miedos y temores se trata.
Que podamos decirle al Señor: -Señor gracias por recordarme cuán atento estás a mi vida y a todo lo que sucede a mi alrededor. Hoy creo que tengo en mis manos el recurso más poderoso para hacerle frente a mis miedos y temores.
Dame la medida de fe necesaria para creer que contigo todo lo puedo, porque me fortaleces.
Gracias por tu protección-.
Dios te Bendiga
Pastor Marcelo Avila
Gestores de Paz
CristoPol Argentina
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