Cansado, con pocas fuerzas, con la fe a punto de desfallecer, mirando a tu alrededor como las cosas se ponen de mal en peor.
Sientes desfallecer, tu cuerpo se suma a ese desanimo profundo, piensas en una forma de solucionar eso que tanto te abate.
El enemigo se aprovecha de ese momento de debilidad, comienza a atormentar en tu mente, a decirte tanta mentira, trata de hacerte creer que Dios te ha abandonado, que te ha dado la espalda o que simplemente no le importas.
En medio de esa lucha en tu mente, entre creer y dejar de creer, solo tienes una salida:
RENDIRTE A DIOS...!!!
Dejar en sus manos todo, dejar de luchar en tus propias fuerzas.
Dejar de tratar de resolver esos problemas con tus “brillantes ideas”.
Y dejarle toda la creatividad a Dios, pues Él lo sabe hacer muy bien.
Ve a ese lugar a solas, dobla tus rodillas.
Comienza a hablar con tu Padre (con Dios).
Llora si así lo quieres, que tus lagrimas fluyan con libertad.
Deja que Dios te consuele en medio de esa dura batalla.
Deja que el Señor te abrace fuerte con una presencia hermosa de su Santo Espíritu sobre tu vida.
Calla cuando sea necesario.
Deja que Dios hable a tu oído.
Deja que Él pueda decirte: Yo tengo todo bajo control.
Y es que lo que tus ojos ven no es necesariamente lo que Dios ve.
Lo que para ti es algo interminable para Dios es algo que pronto va a terminar.
Lo que tu ojos ven no determinará lo que realmente va a pasar, porque la última palabra siempre la tiene Dios.
No te rindas, si tropiezas, levántate.
Y sigue adelante porque Dios no ha terminado contigo.
Recuerda su palabra que dice que:
“NADIE PODRÁ HACERTE FRENTE MIENTRAS VIVAS. PUES YO ESTARÉ CONTIGO COMO ESTUVE CON MOISÉS. NO TE FALLARÉ NI TE ABANDONARÉ"
Josué 1:5
Dios te bendiga
Pastor Marcelo Avila
Disertante Motivacional
Gestores de Paz
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