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El Eco

Quizás ustedes hayan oído el cuento del muchacho que vivía en un bosque cerca de las montañas.
Un día creyó escuchar la voz de otro chico, a lo lejos.
- y gritaba - ¡Hola! ¡Hola! 
- y la voz le respondió - ¡Hola! ¡Hola! 
El niño no sabía que se trataba del eco de su propia voz.
Y entonces comenzó a gritar insultos que eran contestados en forma inmediata. 

Después de un rato, entró a su casa, enojado y le contó a la madre:  Mamá hay un muchacho muy malo en el bosque, que me insulta         
La madre, que entendió y comprendió el caso; le dijo: Hijo, háblale bien y bondadosamente a ese muchacho para ver si te responde del mismo modo. 
El muchacho salió de nuevo, realizó la experiencia que le encomendó su madre y encontró que sus palabras amables y cariñosas, de la misma manera la respondía la otra voz.

Este cuento es bastante ilustrativo. 

Hay algunos de ustedes piensan que todos los civiles, ciudadanos o vecinos son malos, desagradables o nuestros enemigos.

Es probable que la dificultad esté en uno mismo.
Si usted ama a su prójimo, ellos le amaran también a usted, aún será su amigo.
La palabra de Dios dice en 
Mateo 5:43 "Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo" 5:44 "Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen", 5:45 "para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos"

Muchas veces nuestras conductas y tratos en distintas situaciones y principalmente en las relaciones con los demás; con  nuestros “enemigos” o también familiares y en nuestra misma vida cristiana con nuestros hermanos en la fe no son las adecuadas antes los ojos de Dios.

Muchas veces nos podemos preguntar:
¿Por qué razón no soy bien tratado por mis familiares o hermanos en la iglesia? 
¿Por qué razón no me hablan de buenos modos, con palabras de bendición?
Es necesario que tratemos bien a todos si es que deseamos ser tratados bien.

De nuestra boca deben de salir palabras siempre de bendición.
Si es que queremos recibir palabras de bendición para con nosotros.

La Palabra de nuestro Dios bien nos ha dicho en 
Santiago 3:12 "Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce." 
También Dios nos dice en la Biblia: 
Gálatas 6:7 "No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará." (Siembras rencor, qué cosechas, rencor. Siembras odio, qué cosecharas, odio) 6:8 "Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna." 6:9 "No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos." 6:10 "Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe."

Te pregunto... 
¿Qué estas sembrando hoy en el lugar donde te mueves, en el ambiente en que vives?
¿Qué sembraste en tu vida como servidor público y como hijo de Dios?
¿Cómo es tu cosecha o qué cosechas?

Dios te bendiga
Pastor Marcelo Avila
Disertante Motivacional


Gestores de paz

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